En diciembre de 1997, Ignacio Ramonet publicaba en Le Monde Diplomatique un artículo “Desarmar los mercados” que aún hoy es de total actualidad. Este artículo dio lugar al movimiento internacional Attac y decía:
“El tifón que han experimentado las bolsas de Asia amenaza al resto del mundo. La mundialización —cuyo principal motor es la optimización a escala planetaria del capital financiero— está poniendo a los pueblos en estado de inseguridad generalizada. Ignora y rebaja a las naciones y a sus Estados en tanto que espacios idóneos para el ejercicio de la democracia y como garantes del bien común. La mundialización financiera ha creado de esta forma su propio Estado.
Un Estado supranacional, que dispone de sus aparatos, de sus redes de influencia y de sus propios medios de acción. Se trata de la constelación formada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). [...] Es urgente arrojar algunos gramos de arena en el engranaje de estos movimientos de capitales devastadores. De tres formas: supresión de los “paraísos fiscales”; aumento de la fiscalidad en las rentas del capital; aplicación de tasas sobre las transacciones financieras. [...] Los paraísos fiscales son zonas en las que reina el secreto bancario, que no sirve más que para camuflar malversaciones y otras actividades mafiosas. Miles de millones de dólares son sustraídos de esta forma a toda fiscalidad en beneficio de los poderosos y de los establecimientos financieros. Porque todos los grandes bancos del planeta tienen sucursales en los paraísos fiscales y extraen un gran provecho de ello”.
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