La convocatoria de la manifestación ya anticipaba los rasgos de Sol: al mismo tiempo radical, abierta e incluyente. Liberó tanta energía que hubo quien no pudo volver a casa sin más y decidió plantarse aquella misma noche en la plaza. Me asombra y emociona mucho ese gesto. Quizá no hubiera salido nunca de la deliberación o el cálculo político de una asamblea más organizada y sólo puede ser el fruto de la improvisación de un grupo de gente que decide hacer lo que quiere hacer y actuar contra todo pronóstico.
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